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Restaurantes que reinterpretan los platos catalanes de forma moderna

Tradición con un twist

La cocina catalana no se anda con tonterías, Bunny. Es de fuego lento y de platos que llevan siglos dándolo todo en cazuelas de barro y mesas familiares. Pero, ¿y si te dijera que esos sabores de toda la vida ahora se sirven con espuma, con humo o en una cucharada que parece de otro planeta?

Bienvenido al lado más atrevido de la gastronomía catalana. Aquí no hablamos de los típicos restaurantes con mantel blanco y camarero serio. Aquí hablamos de los lugares donde la tradición se agita, se mezcla y se sirve con un twist. Porque respetar el pasado no significa vivir en él, ¿verdad?

Así que si eres de los que se atreve con lo nuevo sin olvidarse del sabor de la yaya, toma nota: estos restaurantes hacen magia con recetas catalanas…

1. Dos Pebrots: historia catalana en cada plato

Si quieres entender la evolución de la gastronomía catalana, Dos Pebrots es una parada obligatoria. Es el proyecto personal del chef Albert Raurich (sí, el mismo que pasó por el mítico elBulli) y cada plato es una historia que arranca en la cocina romana, pasa por la medieval y acaba en tu plato con un estilazo brutal.

¿Unos ejemplos? La butifarra negra que llega con un suflé de patata que parece nube, los callos que se visten de gala con piel de bacalao o una crema catalana desconstruida que sorprende en cada cucharada.

Este sitio no solo es cocina, es cultura comestible.

 

📍 Carrer del Doctor Dou, 19 – El Raval

2. Besta: mar y montaña (con pasaporte)

¿Te suena el clásico “mar i muntanya”? Pues en Besta lo han mandado de Erasmus. Aquí la cocina catalana se lía con la gallega y juntos montan una fiesta de sabores sin reglas.

Uno de sus greatest hits: suquet de peix con caldo de algas gallegas, intenso, salado, profundo como el Mediterráneo después de un mal día. Y el arroz meloso con toques cítricos… que te hace pensar que la vida es más sabrosa.

Y el local: rollo moderno, desenfadado, con ese aire de “aquí pasan cosas”.

 

📍 Carrer d’Aribau, 106 – Eixample

3. Alkimia: la alta cocina que no olvida de dónde viene

Si hay un lugar donde la cocina catalana se eleva a otro nivel, es Alkimia.

El chef Jordi Vilà reinterpreta platos tradicionales con técnicas de alta cocina, logrando versiones sorprendentes de clásicos como el fricandó, la coca de recapte o la escudella.

Cada plato es una obra de arte, pero sin perder la esencia de la cocina catalana de toda la vida. Aquí, la tradición no se rompe, simplemente se transforma.

 

📍 Ronda de Sant Antoni, 41 – Sant Antoni

4. Mont Bar: tapas de autor con ADN catalán

En Mont Bar, la cocina de siempre se convierte en alta gastronomía, pero sin perder el formato de tapas.

Aquí puedes encontrar desde un pan amb tomàquet con anguila ahumada, hasta un canelón de rustido con trufa negra que redefine lo que conocías sobre este plato.

La materia prima es de primera, la ejecución impecable y el sabor… mejor que en tu mejor recuerdo de la cocina de la yaya.

 

📍 Carrer de la Diputació, 220 – Eixample

5. Slow and Low: placer a fuego lento (y muy bien pensado)

Aquí no se corre. Aquí se cocina con calma, con mimo y con una maldita elegancia que te deja loco. Si eres de los que cree que las mejores cosas de la vida necesitan tiempo (como ese vino que solo mejora en silencio), Slow and Low va a ser tu templo.

Imagina un costillar que se deshace solo con mirarlo, un arroz que te atrapa como una charla que no querés que termine, o fondos más profundos que tus pensamientos a las 3 a.m.

Pero ojo, que este festín no nace de la nada. Barcelona, México, Londres y Yakarta dejaron huella en el alma de los chefs. 

Este sitio es todo un homenaje a la cocina lenta y sabrosa, pero con una vuelta moderna que te sorprende.

📍 C. del Comte Borrell, 119 – Eixample

Tradición y vanguardia: la chispa que lo revoluciona todo.

La cocina catalana no se ha quedado atrapada en el pasado. Todo lo contrario: se ha colado en laboratorios, se ha puesto el delantal más cool del mercado y ha empezado a jugar. Pero siempre con ese ingrediente secreto que no se puede copiar: el alma. 

Estos restaurantes no te sirven solo comida: te sirven una versión remixada de nuestra historia, sin perder la esencia. 

Y hablando de reinterpretar la tradición… Dicen por ahí que hay un museo rebelde donde las leyendas catalanas, las fiestas de barrio y los capgrossos se cuentan sin polvo ni vitrinas. No te vamos a decir el nombre (spoiler: es White Rabbit), pero si te dejas caer por ahí después de comer, seguro que sales con una sonrisa y alguna historia nueva que contar 😏


¿La tradición? Está viva. Y te está esperando.
Bon profit, Bunny 🍷🧄🔥

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